Una frase que encontré y que nunca
olvidaré fue la de una psicóloga chilena: “Los hombres disfrutan con las
llegadas de las cosas y las mujeres con los trayectos.” Significa que cuando
los enamorados, por ejemplo: van a ver una película al cine, en la mente de los
hombres se representa como su objetivo, ir al cine; en cambio, a las mujeres
les importa más el transcurso de esta salida, que es desde que suben al taxi o
combi, cuando se van a pasear antes de ir al cine, cuando ven la película juntos, cuando salen
del cine, y así hasta que ella regresa a su casa.
Muchas veces esa diferencia de
pensamientos crea una mala interpretación de sus realidades. Si la meta de un
chico es conquistar a la chica que le gusta, hace todo lo posible para
conquistarla como pareja, y cuando lo logra siente que su objetivo fue
realizado con éxito. Por eso, cuando las chicas se quejan que la relación con
su enamorado está empeorando o no hay interés de parte de él, es porque ellos sienten
que ya cumplieron su propósito y que todo irá bien de ahora en adelante.
Siendo mujer, me resulta difícil de entender
por qué ese afán de pedir mucho en un chico no perfecto. Creo que una muestra
del por qué pasa esto serían los clásicos cuentos de hadas que conocemos desde
niñas. Es una clara muestra de que a nosotras se nos plantea como mejor opción
el encontrar un príncipe azul con quien vamos a vivir “Felices Para Siempre”.
Nosotras tenemos un pensamiento mágico
acerca de ese chico ideal y esperamos que nuestro enamorado sea como él, que
sepa lo que queremos y necesitamos (cosa que muchas veces ni nosotras sabemos).
Se crea una lucha entre la imagen del príncipe azul, con el premio consuelo que
tenemos como enamorado, y muchas veces más pensamos en lo que le falta a él
para parecerse al príncipe azul y no nos fijamos en lo positivo que si tiene.
La realidad en la cual vivimos es muy distinta a la de los cuentos de hadas. No podemos estar esperando que mágicamente nuestra pareja obtenga habilidades sobrenaturales y pueda leer nuestra mente, que se les ocurra en algún momento algo para sorprendernos, que a ellos les nazca de su interior; la única forma de asegurarnos es decírselo sin rodeos, sin indirectas y de frente al grano.
La realidad en la cual vivimos es muy distinta a la de los cuentos de hadas. No podemos estar esperando que mágicamente nuestra pareja obtenga habilidades sobrenaturales y pueda leer nuestra mente, que se les ocurra en algún momento algo para sorprendernos, que a ellos les nazca de su interior; la única forma de asegurarnos es decírselo sin rodeos, sin indirectas y de frente al grano.
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